viernes, 10 de enero de 2014

Días de plomo

Como el cansancio que cala hasta los huesos y hace tambalear los andamios del pensamiento en un día de invierno. Andando a paso constante con la desmesura propia del caballo engreído, seguro de su fuerza aunque el cielo le caiga encima. Y mantiene constante su propia naturaleza, ante la adversidad. Y que a pesar de todo es capaz de fluir con la musicalidad de los días soleados. Así se depura un día plomizo sin sol como este. Así debe terminar un día en el que te entregas al dulce sueño sabiendo que has cumplido. Que lo has merecido. Que eres uno y has cerrado el círculo. Que has crecido. Que por nada dejarás de saber que eres el dueño de tu destino...




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