sábado, 15 de marzo de 2014

Crecer en tiempos revueltos

Sostengo el tiempo de mi vigilia a base de una buena dosis de impaciencia. Insano, lo se. Lo siento yo mismo. Pero me alimenta por la noche aunque me consuma de día. No todo es silencio en esta oscuridad en que crezco. Sopla un cálido viento. Trae recuerdos de las vidas de muchos hombres hace muchos años. Es el director de la película de la Vida. Sopla, susurra, esparce los recuerdos de todos los que han vivido, que lo han conocido y que jamás lo tuvieron. 

No es el viento de un canto triste, tampoco. Esa oda al transcurrir incesante del devenir hasta el mar de la tranquilidad. Segregación humana en cada etapa de la ciencia que fomenta el rencor de los ecos de vida de aquellos qué elevaron la cumbre de la civilización y se volvieron únicos. Eternos. Tan intemporales como la Luna, tan recordados como criticados. ¿Genios? ¡Genios!

Y termina su melodía susurrante, deja de mecer las ramas de los árboles y ya no se rozan dulcemente las hojas de mi memoria. Pasa, nada queda. Solo yo y el silencio. Asi estaremos bien. 

Qué difícil es hablar con uno mismo. Debéis entender que ni yo mismo entiendo.  



U

No hay comentarios:

Publicar un comentario